Autor: Ángela Cecilia Quintana Castillo
Escuela: G-799 Paillaco
Curso: 4to. año
Hace muchos, pero muchos años atrás en un cerro muy alto había un volcán muy hermoso llamado Caburgua, así habían decidido ponerle por nombre, una de las primeras tribus indígenas que habitaban el valle. Éste era muy productivo, donde las tribus que ahí vivían cada año tenían una mejor cosecha que la anterior y vivían muy amigablemente entre ellas, pero tenían una restricción que había sido heredada de sus antepasados, y ella decía: que nunca nadie debía subir a la cima del volcán, si esto sucedía el volcán se deshielaría destruyendo el valle y acabando con todo.
Cierto día, dos hermanos se dijeron que quizás eso era un invento y decidieron subir, fatalmente para ellos; la maldición se cumplió y se escuchó un estruendo y en un cerrar de ojos el valle se cubrió de agua y todos sus habitantes quedaron debajo del lago que ahí se formó.
Los dos hermanos que habían afeado al gran volcán se transformaron en dos túneles de agua que atravesaron la tierra, por eso el lago tiene dos hermosos ojos. Como las siete tribus se llevaban bien, sus almas quedaron en las profundidades del mar sintiéndose muy triste.
Por eso cuenta la leyenda que si alguien se ahoga, estas almas lo recogen y se lo llevan a las profundidades no entregando jamás el cuerpo de los ahogados.
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