Autor: Camila Alejandra Arriagada Ramírez
Escuela: G-781 Huife Alto
Curso: 6to. Año
Cuenta la leyenda, que hace muchos años unas personas de edad avanzada subieron a un cerro muy alto bañado en nieve, llamado Vallo, en busca de sus animales que había dejado allí para alimentarse. Cuentan que llegaron a un lugar del cerro en que había un pequeño riachuelo y un árbol cargado con frutos hermosos, pero ellos iban tan concentrados en buscar de sus animales que no tomaron ninguno de los frutos y tampoco bebieron el agua.
Avanzaron un poco más en el camino y encontraron unas huellas de un reptil que eran muy parecidas a las de un caimán, se asustaron, pero siguieron su camino, encontrando a sus animales y luego partieron con un dejo de curiosidad a sus casas.
Al año siguiente volvieron con la duda de por qué habían esas huellas de caimán, si por estos sectores no hay caimanes o cocodrilos. Caminaron y caminaron, llegaron al mismo lugar en que estaba el riachuelo, pero esta vez no estaba ni el río pequeño ni el árbol cargado con frutas hermosas, pero sí estaban las huellas del reptil. Se sentaron a descansar porque habían recorrido un largo camino. Con la inteligencia que tenían los viejitos antiguos, se les ocurrió que podía existir un tesoro grande que los mapuches habrán enterrado para ocultarlo de los españoles, y que el rastro podría ser del guardián del tesoro.
Lucharon por sacar el tesoro, hicieron muchas cosas, entre ellas cavaron con picotas y con todo lo que estaba a su alcance, pero no lo pudieron sacar, hasta el día de hoy nadie a podido sacar el tesoro del Vallo.
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