jueves, 30 de junio de 2011

LA CUEVA DEL CACIQUE

 Autor:  Roberto Antonio  Iturra Recabarren
Escuela:  G-790 Carileufu
Curso:  7to. Año
                                   Me contaron mis tíos que en tiempo de la conquista, los españoles encontraron a un pueblo mapuche que vivía cerca de un río, que hoy es llamado río Liucura.  Los españoles deseaban apoderarse del lugar habitado por este pueblo y entraron en una sangrienta lucha que duró muchos años.  Una de las tantas  batallas fue ganada por los mapuches, quienes  lograron arrebatarle a los dos españoles, un botín enorme de oro y plata, que éstos habían robado a otros pueblos indígenas de la zona.

                                   El cacique, sin embargo sabía  que los españoles reunirían fuerzas para volver a atacar a su pueblo y recuperar el oro y la plata que les habían quitado; por eso, cuando este cacique decidió lanzar todo el oro y las riquezas a una extraña cueva del sector, su pueblo creyó que había enloquecido, ya que los españoles los matarían a todos si no encontraban sus tesoros.

                                   El cacique envió a un joven del pueblo que fue a buscar ayuda a otras tribus, pero nadie quiso arriesgarse a luchar contra los españoles, así que estaban solos.

                                   El cacique se fue al monte y en una piedra donde según cuentan habitan los antepasados de todos los pueblos ancestrales, se sentó y meditó durante cinco días.  Al quinto día regresó a su aldea y luchó junto a su pueblo, pero los españoles los mataron a todos sin compasión, sólo el cacique logró escapar mal herido hacia el monte y se refugió en la cueva en donde  había lanzado el oro, desde allí, se cuenta que le rogó a sus antepasados aceptar lo que le quedaba de vida, pero que a cambio lo convirtieran en una bestia para proteger el tesoro.

                                   Ningún español logró asomarse  siquiera a la cueva, y una terrible maldición los hizo alejarse del lugar atemorizados; algunos dicen  que el cacique maldijo ese tesoro y nadie desde entonces ha podido encontrarlo.

                                   Pero cuando uno escucha con cuidado, algunas personas más adultas, dicen que en más de una ocasión han oído el rugido de la bestia que protege su tesoro.










 

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